Figueres, 30 de mayo de 2011
La Fundació Dalí ha presentado bajo la cúpula del Teatro-Museo Dalí la última adquisición de obra, un óleo sobre tabla del año 1934 titulado Elementos enigmáticos en un paisaje. La Fundación ha pagado por ella 11 millones de dólares (7,8 MEUR) a un particular que desea permanecer en el anonimato.
Al acto de presentación han participado Antoni Pitxot, director del Teatro-Museo Dalí, y Montse Aguer, directora del Centro de Estudios Dalinianos.
Contexto de la obra
Hoy presentamos Elementos enigmáticos en un paisaje, un óleo sobre tabla de 1934, año en que Salvador Dalí está plenamente integrado en el seno del grupo surrealista y que participa de las numerosas actividades en las que sus miembros están inmersos. Esta implicación, sin embargo, no está exenta de controversia. A principios de este año, el grupo con André Breton al frente realiza un intento sin éxito de expulsión del pintor. También es el año en que Dalí, de la mano del galerista Julien Levy, realiza su primera exposición individual en los Estados Unidos, concretamente en Nueva York.
Los “elementos enigmáticos” que aparecen en esta obra están situados bajo un cielo de especial e intensa luminosidad. La figura principal es la del pintor Vermeer de Delft que aparece en la parte central de la obra. Vermeer es uno de los pintores de referencia de Dalí, que representa una influencia importante a lo largo de toda su obra. Ya de niño, Dalí queda fascinado por una reproducción de La Encajera de Vermeer, colgada en el despacho de su padre. Esta no es la única en la que el pintor holandés es protagonista. En el mismo año encontramos: El espectro de Vermeer de Delft utilizable como mesa; Masquerader, intoxicated by the limpid atmosphere [El que participa en un baile de máscaras, intoxicado por una atmósfera límpida], Espectro de Vermeer de Delft; El espectro de Vermeer de Delft;Espectro de la silla de Vermeer o Espectro de Vermeer de Delft. En las dos primeras, el pintor aparece de espaldas al espectador como una figura oscura, de rodillas, cuyo brazo se sostiene por una muleta. En ambos casos la figura posee una pierna exageradamente alargada que conforma una mesa. En la primera, El espectro de Vermeer de Delft utilizable como mesa, sobre la mesa encontramos una botella y una pequeña copa. En la segunda, Espectro de Vermeer (nº cat. 363), la mesa-pierna no sostiene nada. En las otras dos obras, Vermeer se convierte en espectro. La figura que le representa, recuerda la de El espectro del sex-appeal: son figuras sustentadas por muletas, casi antropomórficas, aunque con los miembros amputados, son un conjunto de carne y huesos que recuerdan vagamente una forma humana. En cambio, en la pintura que presentamos hoy, Vermeer está representado ante el caballete, de forma activa, pintando.
El paisaje que tiene en frente, como nos indica el título, presenta “elementos enigmáticos”. Así, en la parte inferior derecha de la obra, vemos al Dalí niño, vestido de marinero, que sostiene un aro y un hueso y, a su lado, sentada de espaldas, encontramos la figura de una nodriza realizado una tarea no concreta. Ambos elementos son muy recurrentes en el Dalí surrealista y, especialmente, el de este momento.
Elementos enigmáticos en un paisaje fue una obra poco expuesta en su momento de ejecución. En efecto, de los años 30, sólo se conocen dos muestras en las que aparece: en 1934, Dalí la presenta al Premio Carnegie de Pittsburg y recibe una mención especial de honor. Más tarde, en 1939, forma parte de la exposición Contemporary Art of 79 Countries organizada por The International Business Machines Coorporation Collection, su propietaria.
El interés de Dalí por Vermeer de Delft es recurrente en el tiempo. Hacia 1936, pinta Aparición de la ciudad de Delft, obra en que Dalí nos muestra, en el fondo, una vista de la ciudad natal de Vermeer. Más adelante, en 1955, el pintor pide permiso al Museo del Louvre para hacer una copia de La encajera del maestro de Delft, permiso que se le concede. El resultado de esta experiencia, de la que se conserva material documental, es una copia de la obra de Vermeer y su versión daliniana en la que La Encajera explota en múltiples cuernos de rinoceronte.
En Elementos enigmáticos en un paisaje encontramos también los cipreses, la arquitectura y otra iconografía característica de este período, si bien llama especialmente la atención la figura envuelta, que únicamente encontramos en Patio oeste de la Isla de los muertos (obsesión reconstructiva a partir de Böcklin) también de 1934. La torre, torre de los enigmas, es un elemento de interés para Dalí, desde la época del Molí de la Torre hasta sus últimos días en Figueres. El entorno y las nubes de Elementos enigmáticos en un paisaje son constantes en la obra de Dalí de ese mismo año, así como los cipreses y las ruinas que evocan significados variados y abiertos.
La pintura puede verse a partir del 31 de mayo en la Sala de los Dibujos (planta baja) del Teatro-Museo Dalí de Figueres, en un montaje realizado expresamente para mostrar esta importante obra surrealista.