19 de noviembre de 2002
El retablo de Sant Pere de Púbol es el epicentro de la exposición Bernat Martorell y las postrimerías del gótico catalán, que se puede ver en el Museu d'Art de Girona hasta el 16 de marzo de 2003. El retablo, que habitualmente se expone en el Salón del Trono del mismo museo, se exhibe en esta ocasión de manera fragmentada a fin de que el visitante tenga la posibilidad de contemplar de cerca los magníficos detalles del conjunto, que lucen de forma espléndida tras su reciente restauración.
El montaje concebido para esta exposición también permite contemplar por primera vez los secretos que se escondían en la cara oculta del retablo: una excepcional serie de dibujos quizá más bien esbozos realizados en carbón y yeso sobre las mismas tablas. A través de una pequeña pero significativa selección de piezas pertenecientes al catálogo de Martorell y de destacados coetáneos activos en las comarcas gerundenses, como Joan Antigó y Honorat Borrassà, la exposición ofrece la oportunidad de descubrir la capacidad de sugestión, de fascinación universal, que aún hoy pueden ejercer algunos de los mejores maestros del arte medieval catalán. Ésta fue, sin duda, la fascinación que también cautivó a Salvador Dalí cuando adquirió el castillo de Púbol.
El retablo fue realizado en 1437 por encargo de los señores del castillo de Púbol y durante siglos presidió el ábside de la iglesia de Sant Pere de Púbol, que forma parte del conjunto del castillo. Tras adquirir el castillo, Dalí no tardó en interesarse por la situación del retablo, que en 1936 había sido trasladado a Girona para protegerlo de los estragos de la guerra civil. Dalí creía que la pieza se encontraba en Girona únicamente en calidad de depósito y que, si el castillo volvía a ser habitado, podía solicitar su retorno. Él mismo disponía de una carta del obispo Cartañà de Girona dirigida al último barón de Púbol en la que manifestaba que "no ha cambiado mi ánimo de orden a que el retablo de Púbol sea colocado otra vez en la Iglesia Parroquial, porque lo considero una exigencia de la norma que me imponen los sagrados cánones y el respeto a la voluntad de los donantes". Pero el retablo nunca volvió a su iglesia, la cual, no obstante, desde hace unos años exhibe una magnífica reproducción fotográfica del mismo, de dimensiones reales.