Figueres, 13 de julio de 2012
La Fundación Dalí ha presentado hoy una obra de Salvador Dalí titulada Depart. “Homenaje al Noticiario Fox” de 1926. Ha sido prestada temporalmente por una colección privada antes de viajar al Centro Pompidou este otoño, con motivo de una importante retrospectiva sobre Salvador Dalí.
Han participado en la presentación Antoni Pitxot, director del Teatro-Museo Dalí y Montse Aguer, directora del Centro de Estudios Dalinianos.
Con motivo de este préstamo temporal, la Fundació Dalí ha rediseñado uno de los espacios que conforman el itinerario del museo, ubicado en Torre Galatea, en el que también se muestran seis obras de los fondos de la Fundació Dalí directamente relacionadas con esta pintura: el óleo Venus y marinero y cinco dibujos de la misma temática.
La instalación ha sido diseñada por Pep Canaleta, con grafismo de Alex Gifreu. Podrá verse durante tres meses: desde hoy 13 de julio hasta el 28 de octubre, en la Sala de las Loggias del Teatro-Museo Dalí de Figueres. Por tanto, durante las noches de verano también podrá disfrutarse de esta muestra temporal.
Contexto de ejecución de la obra
No podemos olvidar que los éxitos iniciales en la trayectoria del pintor se producen en Figueres y, sobre todo, en la ciudad condal: las exposiciones en las Galerías Dalmau y la Sala Parés, tanto las individuales como las colectivas; sus colaboraciones en la prensa escrita y especializada catalana; o sus conferencias, que no pasen desapercibidas por ser intencionadamente provocadoras, como el Manifest groc, que escribe conjuntamente con Sebastià Gasch y Lluís Montanyà en 1928. Barcelona, en tanto que ciudad abierta a la modernidad y en plena efervescencia social, política y cultural, interesa a Dalí también como fuente de temática pictórica.
Se deduce por algunas de las obras realizadas en estos momentos donde el mundo del puerto, exponente de la vitalidad urbana, es uno de los referentes en la escenificación pictórica del artista de Figueres. A través de una carta que Dalí envía a Pepín Bello, el 19 de abril de 1925, sabemos que el pintor había frecuentado en aquella época el ambiente portuario barcelonés: “[...] En el puerto marineros borrachos cantan canciones tabernarias”. En 1925, en una carta que el artista escribe a Benjamín Palencia, se observa, mediante un caligrama construido a partir del texto, el perfil de unos marineros y unos cuerpos femeninos fragmentados.
En esta muestra queremos destacar cómo influencia la obra del pintor la Barcelona que acoge sus primeros éxitos. Una Barcelona moderna, abierta al mundo gracias, en parte, a los intercambios comerciales portuarios. Seguramente Dalí se hace suya la frase del poeta y amigo J.V. Foix: “Me exalta lo nuevo y me enamora lo viejo”, en el sentido que en sus pinturas mezcla la nueva Venus con un puerto industrial en plena ebullición, contribuyendo a forjar una mitología moderna.
A mediados de los años veinte, Dalí trata de forma reiterada la temática centrada en la interacción entre la mujer (relacionada con la diosa Venus) y el marinero (figura romántica de vida errática). En este sentido, sus obras, no sólo plasman una relación a diversos niveles entre tradición y modernidad, neoclasicismo y vanguardia, sino también la vida de los puertos mediterráneos, concretamente el que conoce a la perfección, el de Barcelona. Las señoras de vida alegre y los marineros son uno de los tópicos de la literatura canalla, especialmente popular en los años 20, en una ciudad portuaria. Novelistas catalanes y extranjeros convertían el Barrio Chino de Barcelona y el ambiente del puerto en el escenario por excelencia de la novela moderna de los bajos fondos.
Dalí ejecuta al menos tres pinturas, así como obras sobre papel, con esta iconografía: Venus y un marinero (Homenaje a Salvat-Papasseit) de 1925, que se encuentra en el Ikeda Museum of 20th Century Art, Sizuoka-Ken, Japón; Venus y un marinero, de c. 1925, de la Fundación Dalí; y la que nos ocupa Depart. “Homenaje al Noticiario Fox”, de 1926, de una colección privada.
Tampoco puede obviarse la relación del pintor con el entorno cultural y literario catalán de mediados de los años veinte. Por un lado, la yuxtaposición de rasgos clásicos y cubistas de estos tres cuadros refleja el difícil equilibrio entre novecentistas y vanguardistas en la Cataluña del momento. En los cuadros de Dalí se mezclan con naturalidad los planos lisos abstractos del último cubismo con las representaciones neoclásicas: el personaje masculino de Venus y un marinero es una silueta lisa y espectral, mientras que en Homenaje al Noticiario Fox el cambio de proporciones, la figura doble del marinero y los perfiles superpuestos de las dos cabezas introducen una dimensión de cariz futurista. Por otro lado, Venus y un marinero (Homenaje a Salvat-Papasseit), 1925, está dedicado al poeta fallecido en 1924. Papasseit quien, en su primer libro Poemes en ondes hertzianes, deja clara su fascinación por Marinetti, los futuristas italianos y, aún más, por Apollinaire. Combina la admiración por el mundo “futuro” de la máquina con los paisajes, visuales y sociales, de su barrio, la Barceloneta. Vemos, pues, una serie de coincidencias con Dalí, el cual también siente, en este momento, gran interés por el anarquismo, el futurismo y las vanguardias. El hecho de dedicar esta obra al poeta confirma el vínculo entre su concepción y unos caligramas que el poeta había incluido en su libro La rosa als llavis de 1923, cuyo protagonista es un marinero.
Desde una perspectiva de estricta composición pictórica, estas obras de Dalí no se alejan demasiado de algunas de sus coetáneas. De la misma manera que en Muchacha en la ventana (1925) o Retrato de Maria d’Abadal (1927-28), también en Depart. “Homenaje al Noticiario Fox” hay una ventana. La diferencia radica en lo que vemos desde la apertura: habitualmente Dalí propone a sus personajes –y, por tanto a nosotros, espectadores– que contemplen, a través de la ventana, un paisaje rural o un paisaje costero, dentro de la tradición paisajística catalana. Ahora, en cambio, los barcos, los marineros y el tratamiento de la figura femenina evocan el mundo urbano, concretamente uno de sus lugares más dinámicos: el puerto.
En cuanto a la obra prestada, que puede verse por primera vez en el Teatro-Museo, plasma un mundo moderno, donde el cine y el género documental (con el Noticiario Fox como medio) se reivindican por un Dalí presurrealista. Un Dalí que afirmaba, junto con Sebastià Gasch y Lluís Montanyà, que el cine era una industria y que no debía incluirse dentro de las Bellas Artes: “El perfeccionamiento del cine obedece a un proceso netamente y estrictamente industrial y anónimo. Su belleza y poesía antiartísticas son un resultado de estandarización absolutamente paralelo al de las otras industrias: el auto, el avión, el fonógrafo, etc., etc.” y que enaltecía el Noticiario Fox (junto con los documentales científicos) colocándolo en la categoría del cine cómico de aquél entonces.
Esta modernidad que representa el Noticiario Fox contrasta con el título de la obra, Depart, así como con la presencia del marinero evanesciente, que pueden ser interpretados románticamente como una representación de la nostalgia de la partida, reforzada por el barco humeante que vemos a través de la ventana y el niño marinero diciendo adiós con el pañuelo. En un nuevo juego de contrastes, la desnudez de la Venus se contrapone a la mujer vestida que lleva un sombrero y un collar de perlas, totalmente a la moda de aquellos felices años veinte. Aún así, el mundo moderno, evocado por la segunda parte del título “Homenaje al Noticiario Fox”, entra con fuerza en escena, así como la aparición de la avioneta y los cuerpos geométricos, cuerpos que nos remiten directamente a los montajes con maniquíes y escuadras de las obras de De Chirico o a las interpretaciones que hace el pintor de la obra de Tanguy. Dalí y García Lorca les llamaban “aparatos” y el pintor los fue enumerando dentro del texto San Sebastián de 1927.