Dalí·Joyas - Historia

La Fundació Gala-Salvador Dalí presenta en el Teatro-Museo Dalí de Figueres la exposición permanente DALÍ·JOYAS, para la que el arquitecto Òscar Tusquets remodeló por completo un edificio anejo. Las dos plantas que acogen la colección de joyas cuentan con una entrada independiente de la del Museo, lo que permite su visita por separado. La exposición comprende las treinta y nueve joyas de oro y piedras preciosas de la colección Owen Cheatham, dos joyas ejecutadas con posterioridad y los veintisiete dibujos y pinturas sobre papel que Salvador Dalí realizó para diseñar las piezas. El conjunto, que abarca una extensa serie de obras creadas por el Maestro entre los años 1941 y 1970, ilustra a la perfección las distintas etapas de su evolución artística.

En 1999, con el asesoramiento y la supervisión de la Asociación Española de Gemología, la Fundación Dalí adquirió la colección a una entidad japonesa por 900 millones de pesetas. Los expertos de dicha asociación catalogaron cada una de las piezas en colaboración con los técnicos del Departamento de Conservación y del Centro de Estudios Dalinianos de la Fundación, además de diseñar la exposición permanente.

Cronología


La historia de estas joyas arranca en 1941. Las veintidós primeras fueron adquiridas por el millonario norteamericano Cummins Catherwood. Salvador Dalí diseñaba las piezas sobre papel hasta en los más mínimos detalles y con una gran precisión de formas, materiales y colores, y la confección tenía lugar en Nueva York, en los talleres del orfebre de origen argentino Carlos Alemany, bajo la atenta supervisión del artista. En 1958, las joyas fueron adquiridas por la Owen Cheatham Foundation, una prestigiosa fundación norteamericana, creada en 1934, que cedía la colección para que distintas entidades benéficas, educativas y culturales pudieran recaudar fondos con su exhibición; finalmente, fueron depositadas en el Virginia Museum of Fine Arts de Richmond. La colección de joyas se expuso temporalmente en el Teatro-Museo Dalí de Figueres en agosto y septiembre de 1973, un año antes de la inauguración del mismo. En 1981 fue adquirida por un multimillonario saudí y, posteriormente, por tres entidades japonesas, la última de las cuales formalizó su venta a la Fundación Dalí.

Todas las piezas de la colección constituyen ejemplares únicos, y la combinación de materiales, dimensiones y formas concebida por Salvador Dalí hace de ellas un conjunto irrepetible en el que el artista supo plasmar, con excepcional maestría, toda la riqueza de su singular iconografía. Oro, platino, piedras preciosas (diamantes, rubíes, esmeraldas, zafiros, aguamarinas, topacios, etc.), perlas, corales y otras materias nobles se alían para dar forma a corazones, labios, ojos, motivos vegetales y animales, símbolos religiosos y mitológicos y figuras antropomorfas.

La razón de ser

Siguiendo el ejemplo de sus admirados maestros del Renacimiento italiano (Leonardo, Miguel Ángel, Rafael, Cellini, etc.), Salvador Dalí utilizó todos los lenguajes de la cultura moderna para desarrollar su discurso artístico: pintura, dibujo, grabado, escultura, arquitectura, fotografía, teatro, cine, literatura y también orfebrería. Con esta labor, que desplegó en paralelo a su faceta más conocida, la de pintor, Salvador Dalí profundizó una vez más en su visión global del arte, concibiéndolo como un lenguaje que carece de límites y que debe plasmarse a través de cualquier soporte y técnica de expresión.

Además de idear las formas de las joyas, Salvador Dalí también seleccionó personalmente cada uno de los materiales utilizados en su ejecución, y lo hizo no solo en función de los colores o el valor de los mismos, sino también por la significación y las connotaciones simbólicas atribuidas a las piedras preciosas y a los metales nobles. Algunas de las joyas que integran la colección, como El ojo del tiempo (1949), El corazón real (1953) o El elefante del espacio (1961), son hoy obras emblemáticas que se consideran igual de excepcionales que algunas de las pinturas del Maestro.

 

Salvador Dalí, sobre la colección

«Mi colección de joyas, reunida por la Fundación Owen Cheatham, tendrá, ineluctablemente, una importancia histórica.

»En la historia, demostrarán que los objetos de belleza pura, sin utilidad pero realizados  maravillosamente, fueron valorados en una época en la cual el principal énfasis se daba a lo utilitario y lo material. Liberadas del materialismo y en aras de un propósito filantrópico, las joyas de Dalí ejercen de Embajadoras de América, Rusia, Europa y el resto del mundo; un símbolo de unidad cosmogónica de nuestro siglo. Las piezas enjoyadas -adornos, medallas, cruces, objetos de arte- que se encuentran en este libro no fueron concebidas  para permanecer inertes en una cámara acorazada. Fueron creadas para agradar al ojo, elevar el alma, despertar la imaginación y expresar convicciones. Sin un público, sin la presencia de espectadores, estas joyas no cumplirían la función para la que fueron creadas. El espectador, por tanto, se convierte en el artista final. Su visión, su corazón, su mente -fusionados y captando con mayor o menor comprensión la intención del creador- les dan vida».

Salvador Dalí, sobre el diseño y la inspiración

«En las joyas, al igual que en toda mi actividad artística, creo lo que más amo. En algunas de ellas se puede apreciar un aire arquitectónico, al igual que en ciertas pinturas mías. Una vez más, la ley logarítmica se manifiesta; al igual que la relación entre el espíritu y la materia, el tiempo y el espacio».

Salvador Dalí, sobre la relación entre tiempo y espacio

«El conocimiento de la unión entre tiempo y espacio penetró en mi consciencia en la niñez. No obstante, mi invento del "reloj blando" -primero al óleo y más tarde, en 1950, en oro y piedras preciosas- provocó opiniones dispares: aprobación y comprensión, escepticismo e incredulidad.

»Hoy, en las escuelas americanas mi "reloj blando" se expone como expresión profética de la fluidez del tiempo... la indivisibilidad entre el tiempo y el espacio. La velocidad en los viajes en la época actual -los viajes en el espacio- confirma esta convicción. El tiempo es fluido, no rígido».

Salvador Dalí, sobre la atribución de características humanas a seres inanimados

«Los temas antropomórficos aparecen una y otra vez en mis joyas. Veo la forma humana en los árboles, las hojas, los animales; lo animal y lo vegetal en lo humano. Mi arte -en la pintura, en los diamantes, en los rubíes, en las perlas, en las esmeraldas, en el oro, en la crisoprasa- demuestra cómo sucede la metamorfosis; los seres humanos crean y cambian. Cuando duermen, se transforman totalmente - en flores, en plantas y en árboles. La nueva metamorfosis sucede en el Cielo. El cuerpo se vuelve íntegro de nuevo y alcanza la perfección».

Salvador Dalí, sobre la naturaleza frívola de ciertas joyas diseñadas por él

«¡Ilusorio! Las joyas de Dalí deben ser tomadas muy en serio. Me complace cuando mi joya de los pendientes telefónicos produce una sonrisa. La sonrisa es algo agradable. Pero los pendientes, al igual que todas mis joyas, son objetos serios. Los pendientes significan la oreja, símbolo de la armonía y unidad. Connotan la velocidad de los medios de comunicación modernos; la esperanza y el peligro de los intercambios de pensamientos repentinos