Desde el primer momento que se planteó el proyecto La vida secreta de Portlligat nos dimos cuenta de que el paisaje era un elemento esencial de la historia. El reto era retratar con la máxima calidad y realismo todos los matices que tanto Portlligat, el cap de Creus como la misma casa de Dalí nos ofrecían.
Necesitábamos un equipo ligero y versátil para ser operativos, la casa de Portlligat está formada por pequeñas estancias comunicadas por pasadizos y escaleras estrechas donde la luz varía completamente durante el día. Teníamos que estar preparados para captar en cualquier instante un momento mágico.
Optamos por cámaras 4k para conseguir la definición y la calidad que buscábamos. Para las entrevistas utilizamos 3 Sony AX-100 4k. Son cámaras pequeñas que nos permitían colocarlas donde nos interesaba y nos proporcionaban gran calidad.
Los recursos los rodamos con la Sony A7SII, una cámara muy pequeña, pero con un sensor Full Frame y una capacidad magnífica para rodar en condiciones de luz muy bajas.
El equipo de rodaje se completaba con una pequeña grúa y un Slider para realizar los movimientos de travelling sin la necesidad de montar vías.
Las tomas aéreas se realizaron con un Phantom 4 con una resolución 4k. La evolución de esta tecnología nos permitió obtener planos aéreos a 4k con una definición y una estabilidad espectaculares.
Queríamos respetar al máximo la luz natural en todo el proyecto. Solo se reforzó con luz artificial alguna de las entrevistas para mantener el raccord.
Los momentos más especiales de luz se daban a primera hora de la mañana, a la salida del sol.
El equipo tenía que estar preparado cuando todavía estaba oscuro para captar los matices que nos ofrecía el alba.
Para conseguir una oda al paisaje, nos tuvimos que enfrentar también a condiciones climáticas duras como la fuerte tramontana. Rodar con vientos de 100 km/h cerca del mar fue complicado a todos los niveles. La sal ensuciaba las ópticas, el aire movía los trípodes y el solo hecho de andar se hacía muy complicado. Poder retratar la espectacularidad del cap de Creus con tramontana compensaba el esfuerzo de todo el equipo.