Lucia Moni – Centro de Estudios Dalinianos, Fundació Gala-Salvador Dalí
La relación de Salvador Dalí con el Museo del Prado se extiende a lo largo de toda la vida del artista. Definido por Dalí como "incontestablemente el mejor museo de pinturas antiguas del mundo", este Museo y las obras que conserva de Rafael, El Bosco y Velázquez, entre otros, se convierten en referentes recurrentes en su arte.
Durante una visita al Museo del Prado en 1922, las pinturas de Velázquez provocan en él la "impresión más fuerte". Más de medio siglo después, el círculo se cierra con la conferencia pronunciada por Dalí en 1973 en la Sala Velázquez del mismo museo. El artista aprendiz de pintor es ahora un pintor consagrado.
Cronología
1922
En setiembre Dalí realiza en Madrid las pruebas de ingreso para la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. A la espera del resultado y convencido de su admisión, Dalí escribe a su tío Anselm Domènech -librero de Barcelona que lo ayuda en sus primeros pasos como artista- para comentarle sus primeras experiencias en la capital. Dalí está entusiasmado con la ciudad y le explica que la "impresión más fuerte" se la ha proporcionado la pintura de Velázquez del Museo del Prado.[1]
1922-1926
Dalí, joven estudiante en busca de un estilo propio e interesado por las vanguardias, se nutre de arte visitando el Prado. Alterna las clases en la Real Academia de Bellas Artes con el estudio in situ, los domingos por la mañana, de las grandes obras maestras: "Entonces comenzó para mí un período monacal, enteramente dedicado al trabajo solitario: visitas al Prado, donde analizaba lápiz en mano todas las grandes obras maestras, trabajo de estudio, modelos, reflexión."[2]
El poeta y pintor José Moreno Villa, que también se alojaba en la Residencia de Estudiantes con Dalí, en sus memorias tituladas Vida en claro, publicadas en 1976, relata: "Junto a Federico [García Lorca] recuerdo a Salvador Dalí, que era todo lo opuesto. Delgaducho, casi mudo, encerrado en sí, tímido (¿quién lo dijera?), como un niño abandonado por primera vez o separado violentamente de su padre y de su hermana, melenudo, no muy limpio, enfrascado siempre en la lectura de Freud y los teorizantes modernos de la pintura. Su vocación era indudable. En poco tiempo se adueñó del oficio, se sublevó contra el ambiente de la Academia de San Fernando y pintó algún cuadrito que yo llevé una tarde al Museo del Prado para que los estudiantes que me acompañaban pudieran comprobar su ejecución minuciosa con la de los Primitivos flamencos."[3]
1940
Con la ocupación de París y la incursión de las tropas alemanas en Burdeos, en junio el matrimonio Dalí abandona Arcachon, Francia, lugar en el que se refugiaron después de la declaración de guerra contra Alemania. Gala marcha a Lisboa para preparar el viaje a Estados Unidos, mientras Dalí se detiene en Figueres y Cadaqués para visitar a su padre y hermana. Después se dirige a Madrid, lugar en el que pasa unos días antes de ir a Lisboa para reunirse con Gala y partir con ella hacia Nueva York.
En julio, antes de dirigirse a Estados Unidos, donde la pareja residirá durante ocho años ininterrumpidos, Dalí siente la necesidad de visitar el Museo del Prado. Durante esta visita, Destino informa que el pintor parece haber afirmado "estar decidido a rectificar la orientación y modo de su pintura."[4] Y así lo hará. A su llegada a Estados Unidos comienza una nueva etapa para él, un renacimiento que coincide con la escritura de su autobiografía La vida secreta de Salvador Dalí. Tal como Dalí declara en el catálogo de la exposición en la Julien Levy Gallery en 1941: "¡LLEGAR A SER CLÁSICO! [...] «O ahora o nunca»."[5]
1947
En el segundo y último número del Dali News, periódico creado por el mismo artista y totalmente dedicado a promocionar su actividad y su persona, afirma: "El mejor museo del mundo es el Museo del Prado, de Madrid."[6]
1948
En diciembre, Dalí visita el Museo del Prado junto con Gala y su primo Gonzalo Serraclara. A la comitiva se añade el periodista Félix Ros, que documenta la visita, de una hora y media de duración, en la que Dalí comenta algunas obras. Entre ellas está El jardín de las delicias de El Bosco, a propósito de la cual Dalí explica haber ofrecido 50 pesetas a un copista para que le hiciera una reproducción de esta pintura que desde siempre le ha fascinado contemplar y que le sirve de modelo e inspiración para su arte. También atrae su atención El Tránsito de la Virgen de Mantegna, que, según Dalí, obsesionaba a su amigo Federico García Lorca. Delante de la Sagrada Familia del Cordero de Rafael expresa su admiración repitiendo: "Genial, genial, genial"[7], y ante otra obra de Rafael, El cardenal, afirma que es el mejor retrato eclesiástico que se haya pintado jamás.[8]
Además de dar su opinión sobre estas obras maestras, durante el recorrido el artista explica también los detalles de algunas obras que lo han inspirado en sus creaciones. Así, descubrimos que Las lanzas o La rendición de Breda de Velázquez cuentan con un espacio vacío donde destaca la llave de la ciudad. El artista recoge esta impronta en su obra El desahucio del mueble-alimento[9] obriendo un espacio rectangular en la espalda de la nodriza.
1950
Dalí escribe un artículo para Vogue titulado "To Spain, guided by Dalí" en el que hace un recorrido por el patrimonio histórico, artístico y gastronómico de las principales ciudades y localidades españolas. El Museo del Prado es presentado como "incontestablemente el mejor museo de pinturas antiguas del mundo" y, entre sus tesoros, se destacan algunas obras de Rafael como "los cuadros preferidos de Dalí."[10] En el mismo artículo Dalí comenta que la mejor guía de este museo fue escrita por un esteta, Eugenio d'Ors, y que lleva por título Tres horas en el Museo del Prado.
1951
El 11 de noviembre Salvador Dalí pronuncia, organizada por el Instituto de Cultura Hispánica, en el Teatro María Guerrero de Madrid, la conferencia "Picasso y yo", que despierta una gran expectación. El día antes Dalí recibe a los periodistas en el despacho del director de la Exposición Bienal Hispanoamericana. Asisten también el secretario de la Bienal y el jefe de prensa del Instituto de Cultura Hispánica. Las preguntas de los periodistas se centran en la conferencia que el pintor dará al día siguiente, pero Dalí aprovecha para tratar diferentes temas como la importancia de volver a la tradición del Renacimiento. Finalmente, Dalí afirma que "ser presidente del Patronato del Museo del Prado sería un honor para él, pero que no entra en sus actividades."[11] Mientras en otro artículo podemos leer que Dalí declara "que sería para él un gran honor ser director del Museo del Prado, pero que ahora sus actividades van por otros caminos."[12]
1953
Salvador Dalí acompaña a Jean Cocteau[13] al Museo del Prado durante uno de los viajes que el poeta y cineasta francés hace en 1953 a España. Cocteau visita el Museo del Prado en julio de 1953[14] y lo visitan juntos muy probablemente en noviembre. Ambos se convierten en asiduos del museo madrileño. César González-Ruano en Conversaciones con Jean Cocteau explica en Revista de noviembre de este mismo año que Cocteau, durante su estancia en Madrid, acude cada mañana al Museo del Prado, que le apasiona: "No es un museo, es un boulevard..."[15] afirma Cocteau, que en otro artículo de la misma revista explicita: "En el Prado, las mujeres que lo visitan, los cuadros, todo es vivo y está vivo. El Louvre es un museo; el Prado es una casa, una mansión habitada por genios."[16]
En la misma revista del mes de noviembre aparecen declaraciones de Dalí sobre los motivos que lo han llevado a la capital: "He venido a Madrid, por la urgente necesidad de contemplar Las Meninas. Velázquez me obsesiona."[17]
Al salir de la visita, realizada conjuntamente por los dos artistas, tiene lugar una rueda de prensa. Años más tarde Dalí cuenta anécdotas de aquel día durante una entrevista realizada por Joaquín Soler Serrano al artista en el programa A fondo en 1977. (19' 20'' - 21' 10'')
Aquí un fragmento de esta conversación:
Joaquín Soler Serrano ¿Ha sido su aventura más violenta?
Salvador Dalí Violenta y clásica, porque yo siempre soy excéntrico y concéntrico. La más clásica fue un día que fuimos a ver el Museo del Prado con Jean Cocteau, que tenía el espíritu francés más refinado, y al salir había una rueda de prensa, y un periodista salió con la vieja pregunta: «¿Si se hubiera quemado el Prado qué se hubiera llevado usted?». Yo imaginé lo que iba a decir, que era un plagio griego. Dijo: «Me hubiera llevado el fuego». Entonces los periodistas se dirigieron a mí: «¿Y usted, qué se hubiera llevado?». Me puse teatral, hice como que reflexionaba, y dije: «Dalí se llevaría el aire, nada menos que el aire, y específicamente el aire contenido en Las Meninas de Velázquez, que es el aire de mejor calidad que existe». Y naturalmente, como el fuego no es un elemento pintable, y el aire es el protagonista de la pintura, el propio Cocteau cogió dos pajas de cóctel, y se las puso en forma de bigote, inclinando la cabeza ante el divino Dalí.[18]
1958
Alrededor del 16 de noviembre de 1958[19], Salvador Dalí visita el Museo del Prado con Miguel Utrillo y Gala.
En enero de 1959 aparece en Blanco y Negro un reportaje de Miguel Utrillo en que se cuenta la estancia que hicieron juntos en Madrid y la visita al Museo del Prado. En relación con esta visita, Dalí declara: "Tengo urgencias casi de tipo fisiológico de ver el Museo del Prado y el gran Velázquez. [...] Quiero terminar una copia del cuadro de la infanta Margarita, de Velázquez, que tengo muy adelantada. Vamos a ver ahora mismo a don Fernando Álvarez de Sotomayor, mi viejo y muy admirado amigo."[20] Durante esta visita al director del Museo del Prado, Dalí le pide autorización para que le permita dar los últimos toques a una copia del cuadro de la infanta a una hora en la que no haya público. Situado ante la obra de Velázquez, Dalí aplica los últimos retoques a su obra, Velázquez pintando a la Infanta con las luces y sombras de su propia gloria.[21]
1962
Francisco Javier Sánchez Cantón, director del Museo del Prado, escribe en 1962 el prefacio al libro Dalí de Gala en que destaca el enorme conocimiento que Dalí tiene del arte del Renacimiento y de la influencia de los artistas renacentistas en su obra.[22] Según Dalí, Francisco Javier Sánchez Cantón lo "ha sabido interpretar no como la gente se imagina [que] tengo que ser, sino tal y como realmente soy. Y esto, sin modestias sea dicho, me enorgullece. Y que conste que apenas he cruzado dos palabras con él. Y eso también tiene su importancia."[23]
1973
l 29 de mayo Dalí pronuncia en la Sala Velázquez del Museo del Prado la conferencia "Velázquez y yo". Durante este acto, el artista presenta el Retrato ecuestre de Carmen Martínez-Bordiú.[24]. Es un espectáculo preparado en todos los detalles: un empleado del Museo del Prado se aproxima al Maestro con paleta y pincel, Dalí ruega a la Duquesa de Cádiz que se siente cerca de la pintura y el artista la acaba en directo (de forma simbólica) aplicando una última pincelada al rostro de la retratada.
La prensa de la época subraya la excepcionalidad de este evento. Algunos medios afirman que se trata de la primera vez que el Museo del Prado abre sus puertas a una conferencia.[25] Seguramente este show insólito fue único en la historia de la pinacoteca. Al acto asistió un público restringido, contando con numerosas personalidades. La conferencia se produce por invitación del presidente del Patronato del Museo del Prado, el ministro de Educación y Ciencia, José Luis Villar Palasí, y la organización corre a cargo de la Dirección General de Bellas Artes.[26]
Después de la conferencia, el pintor, a la pregunta de si las salas de los museos deben utilizarse para otros fines, además de los meramente expositivos, declara: "Indudablemente, si no quieren permanecer como caserones muertos, y ejemplo de lo que digo quiero que sea mi museo de Figueras, donde se reservarán varias salas para el arte vivo del momento y para actos culturales. En mi museo será un número esencial el coloquio de los artistas con el público."[27]
Además, propone que los pintores tengan la oportunidad de expresar sus ideas en actos organizados en museos: "¡Señor Dalí!, ¿cabe interpretar su charla en el Museo del Prado como un intento, como un primer paso, para que los restantes pintores españoles le sigan a usted y expongan también aquí sus puntos de vista artísticos? ¿Cree que los museos pueden servir para esto? -Amigo mío -responde Salvador Dalí-, por supuesto que estoy de acuerdo y que si de mí dependiera todos los pintores tendrían las salas abiertas para hablar... sí, yo apoyo esto ab-so-lu-ta-men-te, dígalo así."[28]
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Carta de Salvador Dalí a Anselm Domènech, publicada en Salvador Dalí, lletres i ninots: fons Dalí del Museu Abelló, Museu Abelló, Fundació Municipal d'Art, Mollet del Vallès, 2001, p. 124-125.
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Salvador Dalí, André Parinaud, Confesiones Inconfesables (1973), en Obra completa, vol. II, Textos autobiográficos 2, Destino, Fundació Gala-Salvador Dalí, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, Barcelona, Figueres, Madrid, 2003, p. 342.
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José Moreno Villa, Vida en claro, autobiografía, Fondo de Cultura Económica, México, Madrid, Buenos Aires, 1976, p. 111.
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"Secreto a voces", Destino, Barcelona, 24/08/1940.
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Salvador Dalí, The Last Scandal of Salvador Dali, catálogo de la exposición, Julien Levy Gallery, Nueva York, 1941, traducido en Obra completa, vol. IV, Ensayos 1, Destino, Fundació Gala-Salvador Dalí, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, Barcelona, Figueres, Madrid, 2005, p. 492.
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Salvador Dalí, Dali News (1947), traducido en Obra completa, vol. IV, op. cit., p. 574.
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Félix Ros, "¡Dalí visita el Museo del Prado!", La Tarde, Madrid, 14/12/1948.
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Félix Ros, "Dalí en el Prado", Mundo Hispánico, Madrid, 02/1949.
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Catálogo Razonado de Pinturas de Salvador Dalí, núm. 372.
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Salvador Dalí, "To Spain, guided by Dalí", Vogue, Greenwich (CT), 15/05/1950, traducido en Obra Completa, vol. IV, op. cit., p. 614-615.
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"Dalí es partidario de la vuelta al Renacimiento", El Alcázar, Madrid, 10/11/1951.
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"Salvador Dalí dice: 'la pintura española es la mejor del mundo'", Pueblo, Madrid, 10/11/1951.
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Poeta, escritor, dibujante y cineasta francés. Para más información, véase: Montse Aguer i Teixidor, Fèlix Fanés, Salvador Dalí. Álbum de familia, Fundació Gala-Salvador Dalí, Fundació "La Caixa", Figueres, Barcelona, 1998, p. 25.
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"Una nota para el archivo, los días madrileños de Jean Cocteau", ABC, Madrid, 30/07/1953.
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César González-Ruano, "Conversaciones con Jean Cocteau", Revista, 19-25/11/1953, p. 6.
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Ángel del Campo, "Jean Cocteau", Revista, 19-25/11/1953, p. 1.
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Ibídem, p. 13.
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Joaquín Soler Serrano, Personajes a fondo, Planeta, Barcelona, 1987, p. 269.
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Antonio D. Olano, "Aquí tenemos a Dalí", Los Sitios, Girona, 16/11/1958.
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Miguel Utrillo, "Dalí en zig-zag", Blanco y Negro, Madrid, 10/01/1959.
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Catálogo Razonado de Pinturas de Salvador Dalí, núm. 735.
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Robert Descharnes, Dalí de Gala, Edita, Lausana, 1962.
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Miguel Utrillo, "En casa de Salvador Dalí", Blanco y Negro, Madrid, 15/09/1962.
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Catálogo Razonado de Pinturas de Salvador Dalí, núm. 868.
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"Oráculo de Dalí en el Prado", El Ideal Gallego, La Coruña, 30/05/1973.
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"Próxima conferencia de Dalí en el Museo del Prado", Faro de Vigo, Vigo, 23/05/1973.
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Ramon Calanda, "Salvador Dalí, en improvisada rueda de prensa", Las Provincias, Valencia, 30/05/1973.
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Ignacio Carrión, "Dalí en el museo del Prado: Velázquez y yo", Blanco y Negro, Madrid, 09/06/1973.